Comunales
Gracias a la tecnología peregrinos se encomendaron a la Virgen de Andacollo en la misa central del día 26 de diciembre
Sin lugar a dudas este año ha sido difícil por las lamentables consecuencias sociales, sanitarias y económicas que ha provocado la pandemia por Coronavirus. Por este motivo -y con el objetivo de colaborar en el trabajo realizado por la autoridad sanitaria- miles de devotos de la Virgen del Rosario siguieron este sábado 26 de diciembre las transmisiones desde el Santuario de Andacollo con motivo de la Fiesta Grande 2020, denominada en esta ocasión Jornada de Oración del Pueblo que vive con esperanza, que se efectuó sin la presencia física de fieles y a puertas cerradas, pero con la convicción en que la Chinita de la Montaña acompaña a sus hijos, sobre todo en tiempos complejos como los actuales.
La Eucaristía solemne fue celebrada en el templo parroquial y presidida –como es tradicional- por el Arzobispo de La Serena, Mons. René Rebolledo Salinas. En su mensaje, el Pastor tuvo presente las actuales circunstancias que vive la sociedad, sobre todo por las lamentables consecuencias del COVID-19 y la relevancia que han cobrado los medios de comunicación y plataformas digitales para llegar hasta cada uno de los hogares.
“Con sentimientos encontrados estamos viviendo un día significativo del calendario anual, contemplado como subida a Andacollo o peregrinación a este santuario. Digo, con sentimientos encontrados, pues por la crisis social del 2019 no hemos vivido en plenitud los actos de la Fiesta Grande que correspondía celebrar hace justamente un año, luego tampoco los de la Fiesta Chica el primer domingo de octubre pasado, debido a las consecuencias del COVID-19. Procurando prevenir eventuales contagios, también esta Fiesta Grande la estamos celebrando en modo diverso, no presencialmente como hubiéramos querido, sino en la modalidad de una Jornada de Oración, que se inició con la novena a Nuestra Señora del Rosario de Andacollo el día martes 15 de diciembre. No obstante, manifestamos gratitud a Dios, pues con todas las limitaciones conocidas, sin embargo, los medios de comunicación social y plataformas digitales -que se han demostrado tremendamente útiles en tiempo de pandemia- nos permiten celebrar en comunión esta festividad”, puntualizó.
Además, el Arzobispo destacó la importante presencia de la Virgen en medio de las dificultades. “No podemos ni siquiera imaginar cuantas plegarias y súplicas se han elevado al Señor por mediación de María. Para miles de hermanos, niños y jóvenes, personas mayores, enfermos y necesitados, sufrientes corporal o espiritualmente, personas solas y abandonadas, también para todos nosotros, Ella es refugio seguro, motivo de gran consuelo, aliciente para seguir adelante y proseguir la marcha de la vida. Y, ¿por qué? La respuesta es única, porque Ella es Madre, Madre del Hijo de Dios, Madre de la Iglesia y Madre nuestra, Madre de la esperanza”.
Finalmente, Monseñor Rebolledo enfatizó en que “al acoger a la Virgen de la Montaña que desciende y se pone en camino para visitar nuestros hogares, manifestamos gran gratitud a Dios por haberla escogido para ser la Madre de su Hijo, Cristo nuestro hermano y salvador. Ella, entregada al discípulo amado a los pies de la cruz, en las palabras de su Hijo: “Ahí tienes a tu Madre” (Jn 19, 27), es también nuestra Madre. Ella nos acompaña en el camino de la vida, pues refleja la luz que es Cristo. Es luz reflejada, transparente, que ilumina nuestra vida, familias, comunidades, bailes religiosos, anderos, guardias de honor, peregrinos de Andacollo, devotos y promeseros de la Arquidiócesis y de las diócesis vecinas como de otros lugares del país y del extranjero, a quienes agradezco muy cordialmente esta maravillosa comunión que se da en estos momentos en la celebración de la santa Eucaristía que celebramos con amor, agradeciendo a Dios la fiel protección de nuestra Madre”.
Al finalizar la jornada, el P. Adam Bartyzol, Rector del Santuario, realizó una evaluación de las actividades vividas en la Novena y los actos centrales, destacando la devoción a la Chinita demostrada por los fieles que cada día se contactaron a las transmisiones.
“Todos los años, al finalizarla Fiesta Chica en el mes de octubre, esperamos con ansiedad la Fiesta Grande. En esta oportunidad ha sido una espera bien larga y difícil de preparar por la diversidad de visiones, opiniones y propuestas, más aún en las circunstancias que estamos. La evaluación siempre es positiva porque nos ha unido y vivimos momentos muy hermosos, como la Novena que presidió el Rector del Seminario Arquidiocesano de La Serena, Pbro. Alberto Zambrana. Él nos preparó no solamente para la fiesta, sino que también para asumir esta situación tan compleja y limitada. Bien sabemos que en cada festividad se reúnen miles de peregrinos de la Virgen provenientes de diversos lugares de la zona, el país y el extranjero. Ésta vez no fue posible físicamente, pero debemos dar gracias al Señor y su santa Madre que igualmente se pudo realizar, convirtiendo nuestros hogares en morada de la Virgen de Andacollo. Ella se hizo presente con su cariño y preocupación en cada uno de los hogares. No hemos perdido la fe. En esta oportunidad se cerraron las puertas pero no los corazones”, detalló el sacerdote
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